Jonathan Paluzzi, de 45 años, fue sentenciado a entre 5 y 7 años de prisión en Massachusetts tras declararse culpable de un perturbador caso de crueldad animal. En enero de 2024, Paluzzi administró fentanilo a su perro Brutus, un bull terrier mestizo, y lo apuñaló repetidamente con pinzas de parrilla. Este acto ocurrió luego de varios intentos fallidos por deshacerse de su mascota, incluido pedir a un veterinario que practicara la eutanasia, lo cual fue rechazado debido a la buena salud del animal.

Los hechos salieron a la luz cuando un vecino llamó al 911 tras escuchar sonidos inquietantes provenientes del apartamento del acusado. Las autoridades hallaron al perro sin vida, confirmando múltiples heridas de arma blanca.

Durante la investigación, se reveló que Paluzzi tenía un vínculo estrecho con su perro, pero su lucha contra la adicción al fentanilo y su incapacidad para cuidar al animal lo llevaron a este desenlace trágico. Además de crueldad animal, Paluzzi enfrentó cargos por posesión de drogas e intimidación de testigos.

El caso subraya las devastadoras consecuencias de la adicción a las drogas, no solo para los individuos, sino también para quienes los rodean, incluidos los animales.