Colombia ha ordenado tomar medidas para controlar la creciente población de hipopótamos descendientes de los que Pablo Escobar trajo en los años 80. Un tribunal ha dado un plazo de tres meses para que el Ministerio de Ambiente regule acciones como la caza controlada y la esterilización de estos animales, que ya suman más de 150. Los hipopótamos se han reproducido sin control y están afectando el equilibrio ecológico de la región, además de representar una amenaza para especies locales como el manatí y, en algunos casos, atacar a pescadores en el río Magdalena.

El Ministerio ya había intentado esterilizar parte de la población y proponer la eutanasia para otros, pero el avance ha sido lento y hasta ahora no se ha registrado ninguna eutanasia. Un plan para trasladar algunos de los animales a otros países también ha fracasado. Si no se toman medidas efectivas, la población de hipopótamos podría alcanzar los 1.000 en 2035, agravando aún más los problemas ambientales. A pesar de las propuestas, hay resistencia de grupos animalistas y del sector turístico.