La reciente violación y asesinato de una joven médica en Calcuta, India, ha desatado una ola de protestas en todo el país. La víctima, de 31 años, fue encontrada muerta en una sala de seminarios del hospital donde trabajaba, y la policía ha arrestado a un trabajador voluntario en relación con el caso. Este trágico incidente ha impulsado a miles de manifestantes a exigir justicia y mejores condiciones de seguridad para las mujeres que trabajan en turnos nocturnos en hospitales.

El caso ha recordado el brutal ataque de 2012 a una becaria de fisioterapia en Delhi, avivando el miedo entre las profesionales de la salud que enfrentan un entorno de trabajo inseguro. A pesar de las leyes endurecidas tras el caso de Delhi, la violencia sexual sigue siendo un grave problema en India, con una media diaria de 90 violaciones reportadas en 2022. La falta de seguridad y las malas condiciones en muchos hospitales intensifican estas preocupaciones, especialmente para quienes trabajan en turnos nocturnos.

Las autoridades han prometido tomar medidas para mejorar la seguridad en el lugar de trabajo y han instado a todas las instituciones médicas a garantizar un entorno seguro. La Comisión Médica Nacional ha emitido directrices para mejorar las condiciones de seguridad en las facultades e instituciones médicas, mientras que el ministro federal de Salud ha asegurado la implementación de medidas estrictas. No obstante, la preocupación persiste, ya que muchos trabajadores de la salud todavía enfrentan riesgos significativos debido a la falta de iluminación y seguridad en los hospitales.