Durante tres meses y medio, Elia (nombre ficticio para proteger su identidad) cuidó y amamantó a una bebé con la que no tenía parentesco. Desde el quirófano sospechó que la niña podría haber sido intercambiada por otra que nació solo nueve minutos después. Los médicos negaron esta posibilidad, asegurando que cada paciente fue atendida por un equipo diferente.
«Hubo una confusión de ropa, la enfermera no sabía de cuál ropa era de cada paciente. Ahí empezó a surgir mi duda», comenta Elia. «No le encontraba un parecido a la bebé con mis otros hijos». Todo ocurrió el 5 de marzo de 2021, en la clínica de Especialidades del Sagrado Corazón, en Tultitlán, Estado de México.
Aún con la duda, Elia llevó a casa a la bebé. Cinco días después, mientras esperaba la prueba de Tamiz en la recepción de la clínica, vio entrar a la mamá que conoció en la sala de parto. “Me acerco a ella y le pido de favor que si me deja ver a la bebé que ella tiene. La señora me dijo que sí (…) Yo vi a la bebé y vi un parecido mucho con mis otros hijos”.
Por sus propios medios, Elia realizó una prueba de ADN, luego de que en la clínica le negaran el servicio. El pediatra a cargo le pidió desembolsar 20 mil pesos para llamar a un genetista. Tres meses después, el 12 de junio de ese mismo año, Elia corroboró que la bebé no era suya. “Me comunico con la del laboratorio y le digo que me explique, pues yo nunca había visto una prueba de ADN, en dónde dice que sí era mi hija. Entonces me dijo que lo lamentaba mucho, que la prueba se hizo dos veces y que no era mi hija”.
Ese mismo día, la clínica notificó a la otra parte lo sucedido, y el 13 de junio se reunieron para una segunda prueba de ADN, confirmando el resultado. Los abogados ofrecieron un acuerdo cuya octava cláusula establecía que las partes afectadas reconocían un error humano y deslindaban al personal de cualquier responsabilidad. Elia no accedió.
Ambas madres levantaron una denuncia contra el establecimiento, sin embargo, este notificó al Sistema DIF para que las bebés quedaran bajo custodia del Estado hasta terminar el juicio. La Fiscalía de Toluca intervino y facilitó la devolución de las niñas con sus familias biológicas.
“Fue muy difícil esa situación de tener la separación de la bebé para ambas familias. Más como mamá, me ha sido muy difícil el proceso de asimilarlo y aceptarlo, pero sé que cada quien tiene que estar con su familia adecuada”, narró Elia a TELEDIARIO Televisión.
Por si fuera poco, la hija de Elia no ha sido inscrita en el registro civil, ya que la clínica se negó a emitir el certificado de nacimiento corregido, un documento indispensable para registrarla. Ante la ley, la niña no existe. “No está registrada porque la hoja de alumbramiento, obviamente no es de la bebé que yo tenía. Mi verdadera bebé estaba registrada, ella tenía un acta de nacimiento y se hizo el protocolo para cancelarla, pero la mía legalmente no tiene un acta de nacimiento. La clínica no ha accedido», acusa Elia, preocupada por las amenazas de los abogados de llegar hasta las últimas consecuencias.
Elia siguió recorriendo el camino sola, ya que la otra familia desistió de la denuncia. Hace poco, el juez resolvió que intercambiar bebés no está tipificado como delito en el Código Penal, de modo que ni la clínica ni su personal fueron sancionados. Aunque el caso de Elia sería uno en un millón, ella espera que esto algún día sea sancionado, mientras busca alternativas para que su hija acceda a los derechos que le corresponden aun sin acta de nacimiento.
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