Para muchas mujeres, tener un hijo es uno de los momentos más felices de la vida, pero para Elizabeth Waggett, la alegría se convirtió en una pesadilla.

Después de ser colocada en una mala postura, Elizabeth dejó de tener sensibilidad en las piernas tras el parto, lo que la obligó a usar una silla de ruedas.

Es el diario Daily Mail quien retoma la historia de Elizabeth Waggett, quien tenía 36 años cuando dio a luz a su hija Darcy tras 72 horas de parto. Fue entonces que le informaron que tenía una parálisis de por vida, causada por una lesión catastrófica durante el parto.

La mujer recibió una inyección epidural 24 horas antes, pero al no pasar el efecto de adormecimiento, un neurólogo la visitó y le comentó que probablemente había sufrido daño en los nervios debido a un estiramiento prolongado en su pelvis.

«Mi mundo se derrumbó, pensando, ¿por qué yo? ¿Por qué me ha pasado esto? Me sentí fracasada porque tenía este nuevo bebé y no podía levantarme para ir con ella. No se suponía que fuera así», reveló Elizabeth al medio inglés.

Tras realizarse las pruebas, estas mostraron que su nervio ciático, el más grande del cuerpo, que recorre la columna hasta la parte posterior de las piernas, había sufrido daños graves.

La mujer terminó en una silla de ruedas, y su esposo se hizo cargo de ella.

«Mi marido tuvo que dejar su trabajo para cuidarme a tiempo completo: llevarme al baño, ayudarme a ducharme y alimentarme, además de cuidar de nuestro bebé», contó Elizabeth.

Estuvo en esa silla durante siete meses, pero como si fuera un milagro, tras ese tiempo logró levantarse, aunque con una movilidad muy limitada. Ahora necesita analgésicos y fisioterapia para soportar el dolor.

«Todavía siento como si tuviera dos extremidades unidas a mi cuerpo, en lugar de mis piernas. No puedo correr ni saltar, y caminar largas distancias me provoca un dolor bastante intenso al día siguiente, pero me esfuerzo», finalizó Elizabeth.