Dinamarca ha aprobado el primer impuesto mundial sobre las emisiones de metano provenientes de los eructos y estiércol de ganado, un paso decisivo hacia la reducción de la contaminación agrícola en el país. A partir de 2030, los agricultores deberán pagar 300 coronas danesas (aproximadamente 885 pesos) por cada tonelada de dióxido de carbono equivalente que sus explotaciones generen, con un aumento gradual hasta 750 coronas para 2035. Este impuesto forma parte de un paquete de medidas para reducir la contaminación climática agrícola y recuperar ecosistemas naturales como las turberas, que ayudan a capturar gases de efecto invernadero.
A pesar de la resistencia de los grupos de presión agrícola, el impuesto ha sido apoyado por una coalición política amplia que incluye a partidos de todos los espectros. Los agricultores recibirán descuentos en el impuesto si implementan prácticas como aditivos en los piensos para reducir el metano o si gestionan el estiércol de forma más eficiente, canalizando el metano hacia la red de gas.
Aunque algunos sectores, como la cooperativa lechera Arla Foods, apoyan la medida por la necesidad de proteger la reputación de los productores, otros, como los ganaderos ecológicos, destacan la oportunidad de demostrar que la agricultura puede ser más sostenible. La nueva legislación está diseñada no solo para reducir la contaminación, sino también para cambiar los comportamientos dentro del sector agrícola, aunque sigue existiendo el dilema de cuánto debería depender Dinamarca de la ganadería intensiva en sus tierras.