El gobierno de Brasil afirmó que no entrará en una guerra comercial con Estados Unidos, pese a las nuevas tarifas impuestas por el presidente Donald Trump del 25% a las importaciones de acero y aluminio. Estas medidas afectarán a Brasil, el segundo mayor proveedor de acero para EE.UU., después de Canadá.

El ministro de Economía, Fernando Haddad, calificó los aranceles como «unilaterales y contraproducentes», argumentando que afectan el comercio global. A su vez, el ministro de Relaciones Institucionales, Alexandre Padilha, reiteró que Brasil no fomentará conflictos comerciales, aunque el presidente Lula da Silva había advertido en enero sobre una posible reciprocidad en caso de sanciones.

Empresarios brasileños expresaron su preocupación y buscan un diálogo para revertir la medida. Mientras tanto, Canadá y la Unión Europea anunciaron que tomarán represalias, mientras que Brasil evalúa su próxima acción diplomática para mitigar el impacto en su industria.