Donald Trump, presidente electo de Estados Unidos, ha generado controversia al reiterar sus intenciones de adquirir Groenlandia, retomar el control del Canal de Panamá y considerar a Canadá como un potencial estado estadounidense. Estas declaraciones han provocado tensiones con países aliados incluso antes de su toma de posesión. Groenlandia, a través de su líder Múte Bourup Egede, rechazó tajantemente la idea, enfatizando que la isla no está en venta y nunca lo estará.

En relación al Canal de Panamá, Trump criticó los costos crecientes asociados al uso de la vía y sugirió que Estados Unidos podría exigir su devolución si no se ajustan las tarifas. Panamá respondió defendiendo su soberanía sobre el canal, mientras Trump aumentó las tensiones con publicaciones provocativas en redes sociales. Asimismo, sus comentarios sobre Canadá, incluyendo la propuesta de convertirlo en el estado 51, han sido percibidos como una broma de mal gusto que amenaza la relación bilateral.

Estas acciones recuerdan el estilo agresivo de Trump en negociaciones, buscando obtener concesiones mediante demandas ambiciosas. Sin embargo, han reavivado críticas por su enfoque disruptivo en la política internacional, especialmente con aliados estratégicos.