El iceberg más grande del mundo, A23a, de un billón de toneladas y con el doble del tamaño de Londres, ha comenzado a moverse después de permanecer varado durante más de 30 años en el lecho marino del mar de Weddell, en la Antártida. El colosal bloque de hielo, que se desprendió originalmente de la plataforma de hielo Filchner en 1986, había estado inactivo hasta que, en 2020, comenzó un lento desplazamiento hacia el norte.
En febrero de este año, A23a quedó atrapado en un fenómeno conocido como columna de Taylor, donde el agua giratoria sobre un monte submarino retiene objetos en su lugar, retrasando su deriva. Sin embargo, imágenes satelitales recientes del British Antarctic Survey (BAS) confirmaron que el iceberg ha retomado su viaje hacia el Océano Austral, siguiendo la Corriente Circumpolar Antártica.
Científicos estiman que A23a podría llegar a la isla subantártica de Georgia del Sur, donde las aguas más cálidas acelerarán su desintegración y eventual derretimiento. Aunque el desprendimiento de este «mega iceberg» está vinculado al deshielo polar provocado por el cambio climático, los expertos destacan que su desplazamiento podría beneficiar al medio ambiente. Al derretirse, los icebergs liberan nutrientes que fertilizan el océano, promoviendo ecosistemas marinos más prósperos en áreas menos productivas.