La «lluvia negra» es un fenómeno que afecta a Brasil, Paraguay y Uruguay, caracterizado por la caída de agua oscura debido al hollín arrastrado por el humo de incendios forestales en Brasil y Bolivia. Este hollín, compuesto por nanopartículas de carbono negro, se mezcla con la humedad en la atmósfera y provoca la lluvia oscura. Aunque los expertos aseguran que esta lluvia no es necesariamente tóxica, es importante monitorear su impacto en la salud y en el agua de consumo humano, ya que podría contener contaminantes.
El fenómeno, además de afectar la calidad del agua, está relacionado con un aumento de la contaminación del aire, especialmente en áreas como Porto Alegre, donde se han recomendado medidas como evitar actividades al aire libre y el uso de mascarillas. El episodio resalta la vulnerabilidad de la región al cambio climático y sus consecuencias, como incendios forestales y temperaturas anómalamente altas.
La situación también ha provocado una alerta en los sistemas de salud, ya que el humo y la contaminación pueden afectar a personas con problemas respiratorios. A pesar de que la lluvia negra no es altamente peligrosa en sí misma, las autoridades instan a la población a tomar precauciones y evitar el pánico.