Kiev. – El presidente de Ucrania, Volodomir Zelenskim, ha realizado su tercera visita en dos días a las zonas que han sufrido lo peor de la guerra rusa.

En esta ocasión, viajó a la región de Jersón, arrebatada a las fuerzas del Kremlin, donde se reunió con personal de seguridad e inspeccionó infraestructura dañada por los ataques rusos. El río Dniéper marca el frente de la región, que sigue parcialmente ocupada por Rusia.

Ayer, Zelenski visitó Járkiv, la segunda ciudad del país, en el noreste, donde se reunió con soldados y visitó un hospital donde conversó con soldados heridos y condecoró a los defensores de Bájmut, una ciudad destruida que se ha convertido en símbolo de la resistencia de Ucrania a las ambiciones del presidente ruso Vladimir Putin.

El comandante de las fuerzas de tierra ucranianas insinuó que habría una contraofensiva ucraniana «muy próximamente», ya que las fuerzas rusas se están agotando en su ofensiva en Bájmut, lo que da a Kiev una oportunidad para contraatacar.

Ucrania está recibiendo tanques y otras armas modernas de sus aliados occidentales, que también están entrenando a las fuerzas ucranianas en su uso.

Las fuerzas rusas se han atrincherado en las cuatro provincias que Moscú anexó ilegalmente en septiembre: Donetsk, Jersón, Luhansk y Zaporiyia. Putin ha afirmado claramente que quiere controlarlas.

El clima está mejorando, lo que prepara el escenario para posibles ofensivas de ambos bandos. Las bajas temperaturas invernales seguidas por la acumulación de fango debido al derretimiento han impedido grandes movimientos en el campo de batalla y la guerra ha estado en un punto muerto durante meses.