El Sol ha registrado su segunda erupción más potente del actual ciclo solar de 11 años, que comenzó en 2019. Clasificada como X7.1, esta potente explosión de energía tiene el potencial de afectar las comunicaciones por radio, redes eléctricas y señales de navegación en la Tierra. La NASA advirtió sobre los posibles riesgos que también enfrentan las naves espaciales y astronautas debido a este fenómeno. Este evento sigue a una erupción aún mayor que se produjo en mayo de este año, destacando la creciente actividad solar.

Se espera que la eyección de masa coronal asociada a esta llamarada golpee la Tierra el 4 de octubre, lo que podría desencadenar una fuerte tormenta geomagnética. Este tipo de tormentas sacuden el campo magnético terrestre, con efectos potenciales que van desde la potenciación de auroras hasta posibles interrupciones en los sistemas de navegación y redes de comunicación por satélite. La magnitud de la tormenta dependerá de la intensidad del impacto solar.

El ciclo solar actual se encuentra en fase ascendente y alcanzará su punto máximo en 2025. Con cada evento de este tipo, las condiciones geomagnéticas podrían volverse más intensas, lo que hace que las observaciones y preparativos sean clave para mitigar posibles impactos en la tecnología y comunicaciones terrestres.