El papa Francisco condenó duramente el desperdicio de alimentos en el mundo, calificándolo como «un escándalo», especialmente en un contexto de hambre en muchos países. Durante una audiencia con la Guardia de Finanzas italiana, Francisco criticó la contradicción entre el derroche en las sociedades desarrolladas y el hambre global, destacando que si se dejara de fabricar armas durante un año, el hambre mundial podría erradicarse. Además, lamentó que algunos prefieran invertir en armas antes que resolver este problema.
En su discurso, el papa elogió a la Policía de Finanzas de Italia por su papel en garantizar que los ciudadanos contribuyan de manera equitativa al bienestar del Estado, combatiendo la corrupción, el uso inadecuado de internet y la explotación laboral. También reconoció su esfuerzo en la lucha contra el narcotráfico, llamando a los traficantes «mercaderes de la muerte», pero destacando la importancia de ayudar a quienes buscan redimirse.
Finalmente, el papa hizo un llamado a luchar contra lo que él denomina «la globalización de la indiferencia», instando a todos a trabajar en la construcción de una sociedad más justa y consciente del medio ambiente y de las necesidades humanas, combatiendo la violencia, la corrupción y la injusticia social.