Las ballenas desempeñan un papel clave en la salud de los océanos al transportar toneladas de nutrientes a través de su orina, piel y otros desechos, según un estudio publicado en Nature Communications. Estos gigantes marinos actúan como fertilizantes vivientes, ayudando al crecimiento del fitoplancton y alimentando ecosistemas enteros.

Investigadores estiman que especies como la ballena jorobada y la gris mueven más de 4,000 toneladas de nitrógeno al año desde aguas frías hasta zonas costeras tropicales, además de aportar 45,000 toneladas de biomasa. Antes de la caza comercial, esta contribución era hasta tres veces mayor.

Las ballenas también realizan las migraciones más largas del mundo, viajando hasta 11,000 km sin alimentarse, liberando grandes cantidades de urea rica en nitrógeno, vital para el equilibrio marino. Su impacto en los océanos es tan grande que los científicos lo comparan con una “cinta transportadora de nutrientes”.