La propuesta para reducir la jornada laboral en México a 40 horas semanales sigue estancada en el Congreso. Mientras países como Alemania y Brasil han implementado esquemas más flexibles con éxito, expertos advierten que México podría no estar listo para este cambio si no se acompaña de mejoras en productividad y cultura laboral.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) recomienda que la reducción de horas se haga de manera gradual y por sectores. Sin embargo, especialistas como Rogelio Salcedo, de Racana Executive Consultores, advierten que el problema no es el número de horas trabajadas, sino la eficiencia. «Reducir la jornada sin mejorar la productividad no cambiará nada», señala.
Empresas y trabajadores enfrentan el reto de adaptar horarios de manera más flexible para optimizar operaciones sin afectar resultados. Alternativas como la redistribución de turnos, contrataciones por días específicos o el uso de tecnología pueden ser clave para que la reducción de jornada funcione sin afectar la competitividad del país.