En el Estado de México, los árboles de Navidad naturales, una vez finalizadas las celebraciones, se transforman en juguetes, muebles y artesanías personalizadas gracias al reciclaje liderado por la Protectora de Bosques (Probosque). Este programa, además de contribuir al cuidado ambiental, apoya a artesanos locales al proporcionarles madera gratuita como materia prima.
Artesanos utilizan esta madera para crear trompos, yoyos, valeros y percheros, mientras que diseñadores emplean las rodajas de corteza para pirograbados personalizados, como retratos de mascotas o figuras naturales. Estas iniciativas no solo reducen el desperdicio de árboles, sino que también generan un impacto positivo en la economía local.
El reciclaje incluye la trituración de ramas para composta y el uso de troncos gruesos para fabricar muebles. Este proceso reduce costos de producción para los artesanos y fomenta la conservación del medio ambiente, transformando lo que sería basura en creaciones únicas y funcionales.
Estas acciones no solo preservan recursos naturales, sino que también fortalecen la tradición artesanal mexicana, mostrando que la creatividad y la sustentabilidad pueden ir de la mano.