La salida masiva de inversores de Brasil, impulsada por el creciente déficit fiscal, la devaluación del real (20% en el año) y la incertidumbre sobre políticas económicas, está beneficiando a la Argentina. Fondos internacionales están reorientando sus carteras hacia el mercado argentino, aprovechando el atractivo financiero que ofrecen los bonos y acciones locales, con el índice Merval superando los 2.000 dólares por primera vez desde 2018.
En contraste con Brasil, donde el déficit se aproxima al 10% del PBI, y México, afectado por políticas fiscales y amenazas comerciales, el gobierno de Javier Milei ha logrado captar la confianza del mercado. A esto se suma la expectativa de que el riesgo país de Argentina descienda por debajo de los 500 puntos básicos tras los pagos de deuda de enero, lo que podría facilitar el regreso a los mercados de deuda voluntaria.
No obstante, el repunte financiero no se refleja plenamente en la economía real. Aunque la actividad económica creció 3,4% en el tercer trimestre, sectores como el retail y la industria enfrentan desafíos por la apreciación cambiaria y la apertura comercial. Las ventas de productos electrónicos y autos muestran caídas interanuales, mientras que el crédito al sector privado sigue siendo un motor clave para la recuperación en 2025.