El presidente ruso, Vladímir Putin, fue recibido con honores en Mongolia, ignorando una orden de arresto internacional emitida por la Corte Penal Internacional (CPI) por presuntos crímenes de guerra relacionados con la invasión de Ucrania. A pesar de los llamados de Ucrania y la Unión Europea para que Mongolia ejecutara la orden de arresto, el gobierno mongol optó por no actuar, destacando su dependencia económica y geopolítica de Rusia y China. Este es el primer viaje de Putin a un país miembro de la CPI desde que se emitió la orden en su contra en marzo de 2023.

La visita de Putin a Mongolia incluyó una ceremonia oficial en la capital, Ulán Bator, y la firma de varios acuerdos bilaterales relacionados con la energía, el medio ambiente y el transporte. La recepción fue criticada por algunos sectores internacionales, y pequeños grupos de manifestantes intentaron protestar en contra de la presencia del líder ruso, aunque fueron rápidamente dispersados por la policía.

El viaje, interpretado por analistas como una demostración de que Putin aún puede viajar a ciertos países, también subraya las limitaciones impuestas por la orden de arresto de la CPI, ya que reduce las opciones diplomáticas y de viaje del líder ruso. La Unión Europea expresó su preocupación por la decisión de Mongolia, resaltando las obligaciones legales que conlleva ser parte de la CPI.