El caso de Bella Nilsson, también conocida como Fariba Vancor, ha sacudido a Suecia por ser el mayor crimen ambiental en la historia del país. Como ex directora ejecutiva de la empresa de gestión de residuos NMT Think Pink, Nilsson está acusada de haber arrojado ilegalmente 200.000 toneladas de residuos peligrosos en 21 lugares entre 2015 y 2020. Este mal manejo de los desechos ha liberado sustancias tóxicas como plomo, arsénico y mercurio en el aire, el suelo y el agua, lo que pone en riesgo la salud de personas, animales y plantas. A pesar de las acusaciones, Nilsson y otros diez acusados, incluidos su exmarido y un excéntrico empresario televisivo, niegan las irregularidades.

La empresa Think Pink, conocida por sus llamativas bolsas rosas, fue contratada por constructoras, municipios y particulares para gestionar materiales de construcción y otros desechos. Sin embargo, las investigaciones revelan que, en lugar de reciclar adecuadamente, la empresa simplemente abandonaba montañas de basura, lo que resultó en peligrosos incendios y la liberación de químicos tóxicos. Documentos falsificados también habrían sido utilizados para engañar a las autoridades y obtener beneficios económicos que los acusados utilizaron para fines privados. Los fiscales suecos afirman que la magnitud del daño ambiental es tan grande que las futuras generaciones serán las que paguen las consecuencias. Varios municipios afectados han solicitado indemnizaciones que superan los 25 millones de dólares para cubrir los costos de limpieza y descontaminación de los lugares afectados. El caso, que se investiga a través de un expediente de más de 45.000 páginas, sigue en desarrollo, mientras las autoridades continúan desvelando el alcance de los crímenes ambientales cometidos por Think Pink.