El papa Francisco celebró una misa en Timor Oriental, congregando a 600,000 personas, casi la mitad de la población del país, en el Parque de Tasitolu. El evento es considerado uno de los de mayor participación en proporción a la población en la historia de las visitas papales. Durante la homilía, el papa destacó la importancia de la juventud y los niños en la sociedad timorense, alentando a los fieles a acoger y cuidar a los más vulnerables.

Timor Oriental es un país profundamente católico, con un 97% de la población siguiendo esta fe, lo que se reflejó en la masiva asistencia. El evento tuvo lugar en el mismo parque donde, en 1989, San Juan Pablo II oró durante la lucha del país por la independencia de Indonesia. Francisco también habló sobre los «cocodrilos», una metáfora para aquellos que intentan cambiar la cultura e historia del país.

El país, a pesar de su profunda fe, sigue enfrentando desafíos económicos, con un 42% de la población viviendo por debajo de la línea de pobreza. Francisco aplaudió el progreso desde su independencia en 2002, pero también instó a los timorenses a seguir cuidando de los más necesitados.