Rusia y su aliada Bielorrusia han iniciado una segunda ronda de maniobras para entrenar a sus tropas en el uso de armas nucleares tácticas, como parte de los esfuerzos del Kremlin para disuadir a Occidente de incrementar su apoyo a Ucrania.

El Ministerio de Defensa ruso, al anunciar las maniobras el mes pasado, afirmó que estas eran una respuesta a “declaraciones provocadoras y amenazas de ciertos funcionarios occidentales hacia la Federación Rusa”.

El Kremlin ha expresado su indignación tras las declaraciones del presidente francés, Emmanuel Macron, quien no descartó el despliegue de tropas en Ucrania. Además, Estados Unidos y otros aliados de la OTAN han permitido a Kiev utilizar armas proporcionadas por ellos para atacar objetivos en territorio ruso.

El vocero del Kremlin, Dmitry Peskov, comentó el martes que “estas maniobras y mantener la preparación de combate” son esenciales dadas las “acciones y decisiones hostiles” de Estados Unidos y sus aliados en Europa, así como sus “provocaciones diarias”.

Sergei Shoigu, secretario del Consejo ruso de Seguridad, declaró que las maniobras eran una respuesta adecuada al “apoyo occidental al régimen de Kiev, la implicación activa de tropas de la OTAN en operaciones de combate en Ucrania y un permiso efectivo para que Kiev haga ataques de misiles sobre instalaciones civiles rusas”. Añadió que los ejercicios también responden al incremento del potencial militar de los aliados de la OTAN cerca de las fronteras rusas.

En la segunda fase de las maniobras iniciadas el martes, tropas rusas y bielorrusas recibirán instrucción conjunta en armas nucleares no estratégicas utilizadas en combate, informó el Ministerio de Defensa. El ejercicio busca mantener la preparación del personal y el equipamiento para garantizar la “integridad territorial y soberanía” de la alianza entre Rusia y Bielorrusia.

La primera etapa de los ejercicios, celebrada el mes pasado, incluía la preparación de misiones nucleares y despliegue para lanzamientos, según el Ministerio de Defensa. El Ejército ruso había entrenado por separado en la fase inicial antes de las maniobras conjuntas con fuerzas bielorrusas.

El año pasado, Rusia trasladó parte de sus armas nucleares tácticas a la vecina Bielorrusia, que también limita con Ucrania y con los miembros de la OTAN Polonia, Letonia y Lituania. El presidente autoritario de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, ha fortalecido sus lazos con Rusia y ofrecido su país como base para la guerra en Ucrania.

Las armas nucleares tácticas incluyen bombas aéreas, cabezas para misiles de corto alcance y municiones de artillería diseñadas para su uso en el campo de batalla. Suelen ser menos potentes que las armas estratégicas, que son enormes cabezas para misiles balísticos intercontinentales capaces de destruir ciudades enteras.

Sin embargo, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha señalado que incluso las armas nucleares de combate rusas son mucho más potentes que las dos bombas atómicas que Estados Unidos arrojó sobre Japón al final de la II Guerra Mundial.

Putin declaró la semana pasada que Occidente comete un error al asumir que Rusia nunca utilizará su arsenal atómico.

Putin señaló que la doctrina nuclear del país contempla el empleo de armas nucleares en caso de amenaza a su soberanía e integridad territorial. Al mismo tiempo, afirmó que no ve una amenaza actual a la soberanía rusa que requiera el uso de armas nucleares, y recalcó que Moscú no las necesita para derrotar a Ucrania.

El mandatario ruso ha recordado en varias ocasiones a Occidente la capacidad nuclear de su país desde que envió tropas a Ucrania en 2022.

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