El nanosatélite BEESAT-1, lanzado por la Universidad Técnica de Berlín en 2009, quedó inutilizado en 2013 debido a fallos en su memoria. Pero, 12 años después, un estudiante de la misma universidad, conocido como PistonMiner, decidió revivirlo en un desafío que combinó ingeniería, perseverancia y creatividad.
Usando los restos de otros CubeSats y recuperando parcialmente el código fuente, PistonMiner identificó que el fallo no era por radiación, sino por un problema de configuración de la memoria flash. Con apenas 15 minutos por ventana de comunicación, logró reprogramar el satélite, restaurar datos de telemetría y hasta capturar imágenes con su cámara.
Este logro demuestra el potencial de las tecnologías espaciales modestas y cómo la pasión de un individuo puede rescatar un proyecto olvidado, convirtiendo un «cubo de basura espacial» en una fuente de datos y conocimiento.