Científicos del Instituto Oceanográfico Woods y la Universidad de Concepción han descubierto un crustáceo depredador único en la Fosa de Atacama, a más de 8,000 metros de profundidad. Nombrado Dulcibella camanchaca, en homenaje a «Dulcinea» y una etnia indígena andina, este anfípodo de apenas 4 centímetros ha evolucionado para sobrevivir en un ambiente extremo. Con ojos diminutos sin pigmento, apéndices alargados y una capacidad de caza en total oscuridad, este crustáceo muestra cómo la vida puede prosperar en condiciones abismales de alta presión y bajas temperaturas.

El estudio de este depredador, capaz de nadar rápidamente y engullir a presas más pequeñas, ofrece una visión fascinante sobre los mecanismos evolutivos que permiten la vida en el abismo oceánico. Además de su impacto biológico, su descubrimiento podría tener implicaciones en investigaciones astrobiológicas, ya que las adaptaciones de este crustáceo podrían ser análogas a las necesarias para la vida en lunas con ambientes extremos, como Europa (Júpiter) o Encélado (Saturno).

Las características únicas de Dulcibella camanchaca no solo destacan la biodiversidad de las fosas oceánicas, sino que también plantean preguntas fundamentales sobre la evolución y la posibilidad de vida en otros planetas. Este hallazgo refuerza el valor de explorar los misterios de las profundidades marinas como una ventana a lo desconocido, tanto en la Tierra como más allá.