La policía de Colombia detuvo a Luis Alberto Furnieles Garces, también conocido como García o Granados, un capo del Clan del Golfo, el principal grupo criminal del país. Autoridades informaron que el delincuente fue traicionado por sus hombres al perder una pelea de gallos.

Luis Alberto Furnieles llevaba 10 años cometiendo delitos y controlando rutas de narcotráfico en los departamentos de La Guajira, Magdalena y Cesar, donde el Clan del Golfo planeaba expandir su control territorial.

A través de indagaciones de la Policía, se constató que el capo era uno de los dirigentes del bloque Nelson Darío Hurtado Simanca de la costa caribe colombiana, que controlaba varias rutas de tráfico de estupefacientes desde los puertos de comercio exterior. En estos lugares, usaban contenedores y lanchas rápidas para llevar la droga hacia Estados Unidos y Europa.

«Fue una operación limpia, la cual hace parte de la ofensiva frontal contra la criminalidad ordenada por el señor Presidente de la República», señaló el director general de la Policía Nacional, general William René Salamanca Ramírez.

Se reportó que Furnieles fue capturado en una casa de la zona rural de Turbo, en el departamento de Antioquia, donde supuestamente iba a participar en una rendición de cuentas, pero fue interceptado por la Policía.

Traición por un gallo

Las autoridades colombianas informaron que la detención fue posible gracias a una traición de varios de sus hombres, que informaron sobre su paradero después de que Furnieles los desterrara por matar a su animal favorito en una pelea de gallos.

El supuesto jefe del Clan del Golfo, también conocido como Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) o Ejército Gaitanista de Colombia (EGC), era aficionado a estas peleas, en las que apostaba millonarias cifras de dinero en efectivo, además de joyas y hasta fincas y casas. Según fuentes oficiales, al parecer siempre le dejaban ganar.

Todo cambió cuando uno de sus subalternos lo retó y su ejemplar consentido murió en la pelea. Como represalia, Furnieles optó por desterrar a su contrincante y a sus hombres más cercanos.